Te debo una


Hoy por hoy, la vedet del Perú es el audio. Atrás, muy lejos y desprestigiados, frente a la fuerza arrolladora de los audios, quedaron los vladivideos.

Algunas conversaciones son intrascendentes, otras conllevan sospechas y algunas certifican conductas no correctas. De todo hay en la viña del Señor: dejad que la cizaña crezca con el trigo (¿profecía de hace dos mil años?), cuando maduren separamos el trigo de la cizaña y esta la lanzamos al fuego eterno. La siega ya empezó, la trilla (no pongáis bozal al buey que trilla) ya está lista y es hora de aparvar1.

Audios, audios, audios… Esta situación ha pasado, de manera vertiginosa, a convertirse en acoso, a todo hijo de vecino, que se inicia a primeras horas de la mañana (cuando todavía la mitad de la población del país duerme) hasta últimas horas de la noche, y si ves programas ya bien entrada la noche, noticieros, volverás a ser acosado. Hay quienes dicen «que los suelten todos», de una vez, sin escatimar el número. Si esto ocurriera así, los audios perderían interés. Para asumirlos todos de un cocacho tendríamos que tener estómago de rumiante para distribuirlos por sus cuatro cavidades (rumen, redecilla, omaso y cuajar) según su especie (economía, poder político, influencias, favores…).

Es cierto que revelan mucho y que a través de los mismos entramos en la intimidad de una persona y en todo su entorno, pudiendo pasar a ser un instrumento de tortura. Algunos llegan a confiar ciegamente en reportajes, audios, fotos, rumores y otros de manera apodíctica y esperan con verdadera ansia que nombren a personajes de toda índole (políticos, empresarios, deportistas, jueces, faranduleros, choferes, sindicalistas y cuanta persona se cruce en su camino), accediendo de forma gratuita al rubro de sospechosos por el simple hecho de haberse cruzado y saludado en la calle (para eso sirven también las videocámaras municipales, comerciales y particulares).

Voy a centrar este entramado relacional exclusivamente en el acontecer diario. ¿En qué faceta de la vida no hay presión, injerencia, acoso? ¿La propaganda no es acaso presión? ¿Las campañas políticas (municipales, provinciales, regionales, presidenciales, congresales…) no son una forma de acoso también? ¿Los comerciales no son, igualmente, formas de acoso? Todos estos elementos son parte esencial de nuestro cotidiano vivir, nos movemos como pez en el agua al son de sus encantos, nos rendimos al embrujo de estas sirenas modernas, de ellos vivimos, entre ellos nos movemos y por ellos nos convertimos en zombis sociales. Podemos aceptarlos, rechazarlos, ignorarlos pero ahí están a la espera, al acecho.

Otro campo en el que nos movemos, de la forma más natural, es el «Hoy por ti, mañana por mí», «No faltaba más», «Claro que puedes contar conmigo», «Tengo un conocido que te puede orientar», «¿No te ocasionará mucha molestia?», «Habla con… y no tendrás ninguna dificultad», «Estudiamos juntos en primaria y aún se debe acordar de mí», «Justo tengo un amigo muy cercano que le conoce», etc. De la misma manera recurrimos a amigos, contactos y avales para acceder al campo laboral (un buen currículo y unas adecuadas recomendaciones serán fundamentales), para ser referente en el ingreso del nieto de un amigo al colegio, dos situaciones como ejemplo de las muchas con las que convivimos cada día.

Ante este acontecer y discurrir de nuestra vida, no nos planteamos si es bueno, malo, normal, anormal, lícito, legal, ilegal, necesario o indispensable, pues forma parte de nuestro vivir y movernos en el mundo social. Creo que no implica ningún delito el hecho de que en un audio o video se escuchen nombres, ayudas y favores para determinados intereses personales, pero sí excluyo, de manera exhaustiva y categórica, situaciones señaladas en las que se recurre a la imposición, en las que a través de las mismas se ofrecen o aceptan coimas o favores políticos, de manera directa, en ocasiones humillantes. Esto último sí es indignante.

El «Te debo una», «Hoy por ti, mañana por mí», en una relación cercana o amical, sin mayores implicancias, de por sí es una expresión neutra (siempre que se excluya una intencionalidad no ética). En este contexto el agradecimiento, propio de personas educadas, no implica sobonería, sino más bien debería entenderse como respeto y cercanía.

Te debo una.

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Nota al pie:

1# Aparvar: «2. tr. Recoger en un montón la mies trillada». (DEL)


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