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De matracas, carracas y carracones
Han pasado muchas lunas desde que la Iglesia marcaba y controlaba, con los tiempos litúrgicos, el devenir social, agrícola y, por ende, económico, de los pueblos de España, al menos de «mi pueblo» (en mi mente de niño hablar de «mi pueblo» era como hablar de cualquier otra parte del mundo). ¿Qué podía escapar a…