«5. f. Arg., Chile, Perú y Ur. aguacate (fruto)». Esta es la referencia que el DLE nos presenta en su 5ª y última acepción de la palabra «palta», nombre para el fruto del palto, conocido en otros países como «aguacate».
Como es natural, circunstancia esta que concurre con la mayoría de las frutas, la palta suele comerse madura, y dado que, del palto, es recogida bastante verde, pensando en su venta posterior en mercados y supermercados, al igual que para la exportación, al posible consumidor se le presenta dura, bien dura. Pero, siempre pensando en servir mejor al cliente, algunos supermercados, dando vueltas al asunto, han encontrado la respuesta a este problema alimenticio, poniendo también al servicio del cliente paltas maduras (maduradas a la espera de que con el tiempo se aburran de su insensibilidad y se muestren más sensibles al tacto), empaquetadas de a dos, operación que conlleva un aumento sustancial de su precio (algo así como de 5 soles, la dura, a 14 soles la madura) y que los clientes de supermercados agradecen porque el día que la compran pueden comerla y saborear su suavidad, bien sea en ensalada, o extendida sobre un pan caliente o comida directamente con cuchara previa una rociada de sal.
Siempre me ha llamado la atención el precio que se pone a la palta madura en algunos supermercados. Yo considero que la fruta, una vez que inicia su proceso de maduración (lo cual les ocurre a todas las frutas), se acerca inexorablemente a su final, circunstancia que en la mayoría de los casos lleva al vendedor a bajar el precio para que salga cuanto antes, pues si se descuida la fruta se malogra y pierde, sin atenuantes, el valor que podría obtener por su venta.
He preguntado a algunos amigos y familiares por qué la palta madura encarece tanto su precio en algunos supermercados. Y, curiosamente, la mayoría me dicen que es porque está madura. Les pregunto a continuación por qué los plátanos, peras, manzanas y otras frutas que también se ven un poco verdes no suben de precio cuando llegan a maduras. Algunos callan y otros se lo piensan, pero no tienen respuesta convincente o tienen acciones en el supermercado.
También he preguntado a algunos empleados de los supermercados donde se expende la palta madura, a los que están a su lado pesando productos o reponiendo, y su primera respuesta es la misma de los encuestados en el párrafo anterior («son ¡paltas maduras!»), pero al mostrarles otras frutas que se ven verdes, es decir, inmaduras, me dicen que no saben y que ellos no son quienes ponen los precios. Me gustaría preguntarles a los que «saben», porque de verdad «saben» cómo aumentar sus ganancias embalando paltas de dos en dos cuando maduran.
La semana pasada, en un supermercado, compré una palta madura, alguien se despistó y no la envolvió para darle el valor agregado que requería, por 1,68 soles. Cuando yo me acercaba a hacer un tanteo páltico (entre las inmaduras) un buen hombre, quizás con el deseo de comer palta en el almuerzo, sin dudarlo, seguro que no era la primera vez que hacía esta inversión, se llevó el paquetito de las dos paltas maduras por tan solo siete soles la unidad, precio que parece caro, pero eran ¡paltas maduras! No me atreví a comer una palta de 1,68 ese mismo día y la dejé para el día siguiente.
Con frecuencia he pensado avalar una campaña, por un mes, de abstención de compra de paltas maduras, plazo sobrado para que las pobres paltas, sin culpa alguna, terminen en el tacho de la basura, ajadas, arrugadas, avejentadas, contraídas, descompuestas, desparramadas, magulladas, marchitas, pachuchas, rugosas. Y mientras tanto, los que no somos proclives a pagar un alto precio en supermercados por paltas maduras seguiremos comprando un periódico para utilizarlo en la confección de un lecho de papel en el que, encerradas y en total oscuridad, cual crisálidas, esperen de dos a cuatro días para emerger maduritas y emular, desde su inocencia, a las paltas maduras de los supermercados. La ventaja del mercado es significativa (además de que todas las paltas se encuentran bajo el mismo signo monetario), pues te preguntan para cuándo quieres la palta y para qué y con eso te ayudan a elegirla (entre más y menos maduras, para hoy o mañana…; para el pan con palta viene casi mejor la que está extremadamente madura).
Por paltas maduras a precio de paltas duras.